
La llegada de las nuevas boletas de ABL ha desatado una conmoción popular y una crisis política en la Ciudad. El “nuevo” ABL implica una doble confiscación: los “coeficientes” de aumentos no sólo se aplican sobre el impuesto anterior, sino también sobre la valuación de los terrenos. En un mismo barrio, viviendas de menores recursos han terminado pagando el mismo aumento que los propietarios de viviendas suntuosas. Los “mayores gastos” que invoca el macrismo no pasan, evidentemente, por mayores prestaciones a la población: acaban de ser despedidos 2000 contratados en varias áreas sociales de la administración porteña. No es la primera vez que el aumento en el ABL desata una conmoción popular. Ya había ocurrido en septiembre pasado, lo que obligó al macrismo a dar marcha atrás en los aumentos anunciados. Pero esa crisis culminó en un pacto legislativo con el kirchnerismo, que terminó “diseñando los aumentos actuales”. Ahora, la indignación popular coloca en crisis a ese pacto parlamentario y al propio impuestazo. Pero la luz de la experiencia anterior, está claro que la lucha contra el ABL de Macri exige de una intervención popular resuelta: reconvoquemos a las asambleas en todos los barrios, ganemos las calles de la Ciudad contra el impuestazo.