Milagros ateos
Crónica de una jornada victoriosa para la izquierda, que finalmente podrá presentarse a las elecciones presidenciales de octubre.
Los milagros, como las brujas, no existen, pero que los hay, los hay. Para sorpresa (y hasta mofa) de muchos, ese debió ser el razonamiento que sostuvo las esperanzas de los militantes, en gran parte ateos, del Frente de Izquierda, que este domingo se lanzaron a la última actividad de campaña: la fiscalización de las elecciones realizada en medio de la incertidumbre acerca de las posibilidades de traspasar el fatídico 1.5 por ciento de los votos, que determinaría la posibilidad de que la alianza trotskista se presentara a las elecciones de octubre. Los famosos cuatrocientos mil votos que pedían Jorge Altamira y Cristian Castillo en los spots televisivos. Aquellos cuatrocientos mil votos que se pedían para que pudieran expresarse los reclamos de operarios, docentes, ferroviarios, jubilados, y hasta familias comiendo un asadito en la terraza bajo la luz del sol. Aquellos cuatrocientos mil votos que se pedían a través de un guiño y en nombre de un “nosotros, la izquierda”, que los llevaría al Congreso, si el objetivo se alcanzaba. El #unmilagroparaltamira creado por el periodista Jorge Rial, que luego se extendió a las redes sociales y logró captar la atención de los medios masivos como pocas veces. Un domingo que comenzó bajo el manto de la incertidumbre bien temprano, antes de que se abrieran las mesas de votación, y que terminó cuando ya se había posado la noche. Cuando los adherentes del Frente de Izquierda pudieron pronunciar: “Habemus miraculum” y admitir que se habían transformado en creyentes por un día.
(Una aclaración: si bien la distancia de los hechos le permite muchas veces al periodista matizar su subjetividad, no es el caso de esta crónica. Su autor se pronunció públicamente por el voto al Frente de Izquierda, llamó a votarlo e incluso se despertó temprano como muchos para fiscalizar ese domingo la elección. El milagro también involucró sus perspectivas).
Luego de unas semanas en las que se destacaron la adhesión pública a la votación por el FdeI de periodistas como Rial, Gustavo Sylvestre, Mario Pergollini, Ernestina Pais o Gabriel Levinas; la de los intelectuales reunidos en un espacio asambleario que unió a Martín Kohan, Pablo Alabarces, Tununa Mercado, Carlos Mangone, Eduardo Gruner y más de quinientos docentes de la UBA, escritores, psicoanalistas y periodistas o el apoyo rockero de Ciro Pertusi, El Cabra y otras estrellas del rock e incluso la militancia de la actriz teen Brenda Asnicar o del bajista de la banda pop Airbag Gastón Sardelli, el día había llegado. Más de seis mil fiscales en los diecinueve distritos en los que se presentó el FdeI tuvieron reuniones en los que se le dio un marco político a la acción del domingo y se nutrieron de boletas para reponer, planillas que llenar y horarios para ajustar en los despertadores. Las citas tendrían lugar en cada escuela a las siete y media de la mañana, antes de la apertura del acto eleccionario.
(Una disgresión. Muchos se preguntaron por la abrumadora efectividad de la campaña publicitaria del FdeI. Altamira contó que Patricia Bullrich le pidió el nombre de la agencia creativa. Un asesor de De Narváez le dijo a Marcelo Ramal que debía escribirse sobre esta campaña como aporte teórico. Una periodista le preguntó a este cronista si el rumor acerca del asesoramiento de un hombre que participó de campañas presidenciales latinoamericanas era cierto. Sin embargo, el equipo de campaña que realizó los spots está conformado por militantes de los tres partidos del frente que aportaron mucho trabajo, tiempo, ideas y acción para la realización de las publicidades y afiches. Un trabajo conjunto muy productivo realizado, en su mayoría, por gente muy joven).
La fiscalización electoral es uno de los actos más engorrosos que el hombre deba padecer sobre el planeta tierra. La rutina de verificar identidades, anotar en planillas, sellar documentos y, si se trata de la tarea del fiscal general, la de recorrer cada cuarenta minutos o una hora los cuartos oscuros para verificar que no falten boletas, que no estén rotas o apiladas equivocadamente se parece a una postal idéntica a sí misma que se repite a cada rato una vez más. Piedra fundamental del armado cívico democrático, nada -ni siquiera el alargamiento de diálogos de ascensor extendidos a la geografía toda de una escuela- salva a la actividad del aburrimiento. Aunque a veces no es el letargo lo que caracteriza la fiscalización, sino la violencia. En José C. Paz, distrito del candidato kircherista a gobernador Mario Ischii -que finalmente obtuvo un 3 por ciento de la votación- se vivieron situaciones de aprietes verbales y peleas entre las distintas líneas internas del Frente para la Victoria, que sumaban más de una decena. “Rompían nuestras boletas, no nos dejaban controlar el escrutinio, se peleaban entre ellos. Había una tensión muy grande, a tal punto que hubo presidentes de mesa que renunciaron”, cuenta Daniel Sierra, que fiscalizó para el FdeI en esa localidad. Sin embargo, en general, el acto eleccionario se realizó con normalidad y tranquilidad. A las seis se tocaron los timbres, se cerraron las puertas de las escuelas y las autoridades de mesa comenzaron a aplaudir. Había que contar los votos, a continuación.
Así como el héroe griego en cierto momento se encontraba cara a cara con la verdad, el fiscal de cualquier partido en el cuarto oscuro sabe que se someterá a la epifanía de la realidad. Este cronista fiscalizó en una escuela de la elegante zona de la Recoleta. La presidenta y vicepresidenta de la mesa eran unas señoras de garbo. El ritual de la apertura de sobres, el apilamiento de las boletas y el conteo se realizó en un clima amable, en el que se festejaba cada aparición de las boletas del Frente de Izquierda como prueba viva del “milagro”. “Están apareciendo muchas de sus boletas, eh -dijo a este cronista una de las señoras-. Y eso que este barrio no es ninguna comuna agraria”. No lo era. A pesar de ello, en esa mesa hubo un cuatro por ciento de votos al FdeI. El recorrido de otras mesas permitió constatar que había habido hasta un cinco por ciento de electores hacia esa alianza. Mientras tanto otros informes comenzaban a llegar. “En escuela de Colegiales, 4.6 por ciento”. “En mi mesa MDQ de 246 electores, 29 fueron para Altamira… #UnsolparaAltamira”. “Estamos sacando doce votos por mesa en Boedo”. “En una mesa conté 20 votos al Frente de Izquierda”. Un militante del Partido Obrero le mandó un mensaje de texto a este cronista con feliz y brutal honestidad: “Primera vez en mi vida que veo los pilones de boletas bajar”. Ya se podía estimar que se había roto el muro del uno y medio por ciento.
El búnker del Frente de Izquierda es una casona antigua en el barrio de San Telmo, más precisamente en Venezuela 818. Fue el hogar de la familia Bagley, dueña de la fábrica alimenticia del mismo nombre –los subsuelos y cuartos que servían a la servidumbre tienen menor altura que las habitaciones principales-, y luego se transformó en sede de una asociación de yoga -en la terraza queda un altar budista que acompañó a los asados sindicales y conspirativos que se realizarón allí-. Hoy alberga a la sede Capital Federal del Partido Obrero. El trotskismo no suele acreditar a grandes cantidades de periodistas o camarógrafos para sus eventos. Esta vez lo hicieron. Los principales medios de prensa se acomodaron en las salas destinadas a recibirlos mientras llegaban los resultados a través de las planillas de los fiscales -que iban reuniéndose en plena calle- o de las primeras informaciones del conteo oficial. Pablo Alabarces conversaba entusiasta con Pablo Rieznik mientras Cristian “Chipi” Castillo pedía que se tuiteara en su nombre que estaba muy feliz con la jornada. Altamira, cuyo look con modernas gafas oscuras había dado que hablar durante la tarde, daba entrevistas telefónicas en las que descontaba que se había roto la barrera del 1.5, aunque todavía no cantaba victoria. Sobre la calle empezaban a flamear las banderas y se armaba una parrilla para asar chorizos y hamburguesas, mientras que dentro del búnker la prensa era convidada con sanguchitos de miga. El ministro del Interior Florencio Randazzo anunció los primeros resultados oficiales. Además de la gran votación que había obtenido Cristina Fernández de Kirchner, informó otros guarismos, entre los que se encontraba el dato de un 2,3 por ciento de los votos para el Frente de Izquierda. Hubo aplausos, hubo cantos, hubo felicidad.
“En una mesa que fiscalicé en Saavedra hubo 25 personas que votaron por el Frente de Izquierda, un diez por ciento de los votantes”, cuenta entusiasta Lorena. A su alrededor, nadie deja de cantar. Viejos militantes del gremio de prensa, con jóvenes estudiantes y militantes de los barrios, obreros de comisiones internas de fábricas y del subte, cantan que octubre llegará con trabajadores en el Congreso. “Una siempre espera que pasen estas cosas, es el resultado de un trabajo que realizamos día a día –explica Julia, una activista del gremio estatal–. Hay un proceso que nos va abriendo camino entre la gente”. Los más jóvenes no sólo cantan, sino que no paran de saltar como si protagonizaran el pogo de un recital rockero. En un sector, los compañeros de Avellaneda de Mariano Ferreyra se agrupan y se nota en sus miradas felicidad.
“Quiero anunciar que el Frente de Izquierda ha superado los obstáculos de la ley proscriptiva, vamos a las elecciones nacionales, hemos obtenido una victoria histórica de la izquierda revolucionaria argentina –comenzó Altamira la conferencia de prensa, para luego interrumpirse-. Antes de dar cualquier dato quiero cumplimentar con un sentimiento personal muy profundo que todos los compañeros comparten”. El jefe del Partido Obrero hizo una pausa y, emocionado, levantó la voz, casi gritando: “¡Dedico esta victoria a Mariano Ferreyra porque su presencia nos guió durante toda la campaña! Y más allá de las redes sociales, los spots y la fuerza militante, ha sido la memoria de Mariano Ferreyra la que más energía nos dio para obtener este resultado”. Los aplausos de los compañeros del militante que no podría observar esa jornada, pero que sin duda hubiera militado con todo su esfuerzo -como hacía siempre- por ella, se hicieron escuchar largamente. Luego Altamira explicó que se había superado el piso con el dos y medio por ciento de los votos en todo el país. el marco de una elección realizada en medio de la crisis económica mundial y el ascenso de las ideas de la izquierda en muchos lugares del planeta. “Cuando mañana a las seis de la mañana, al marcar tarjeta en las fábricas, los obreros sabrán que han añadido quinientos mil votos a su causa y la clase obrera sentirá, al pie de una máquina, que sus luchas se refuerzan y que el Frente de Izquierda ha hecho una contribución extraordinaria a esta clase obrera, a esta juventud, para proyectar sus luchas, ambiciones, ideales, esperanzas y sueños, porque luchamos por los sueños de la nueva generación, luchamos por el socialismo”, concluyó el, ahora sí, candidato a presidente. Luego, junto a los dirigentes del FdeI que lo rodeaban, se acercó al balcón en el que fueron vivados por la muchedumbre.
–Se atribuye este triunfo al impulso que le dio Jorge Rial y se dice que podría ser un resultado electoral superficial -interroga plazademayo.com a Cristian Castillo.
–Primero habría que decir que esta alianza ya obtuvo un diputado en Neuquén y una legisladora en Córdoba antes de cualquier campaña de las redes sociales. He viajado por todo el país y se podía palpar el apoyo a nuestras ideas. Hemos realizado una gran campaña, con gran fuerza militante. Justamente sería superficial sólo atribuir al aporte de Rial este resultado. Hay un voto a una perspectiva obrera y socialista, en octubre se va a poder votar a quienes luchan en Ledesma, no a quienes reprimen en Ledesma. Hemos alcanzado un gran respeto entre la población y logramos el mejor lenguaje para transmitirle nuestras ideas a las masas.
Proyecto Sur, que lidera Fernando “Pino” Solanas y que postulaba a Alcira Argumedo como candidata a presidenta, no llegó a superar el piso del 1,5 por ciento. Argumedo declaró que “el milagro” de Altamira se debía al apoyo que el FdeI habría recibido del grupo Vila Manzano, que así habría neutralizado el crecimiento de su agrupación. “No voy a contestar a una falta de respeto que ataca mi trayectoria y la de los demás miembros del Frente de Izquierda -señala Altamira-. Proyecto Sur no tuvo la valentaía de enfrentar una medida anticonstitucional, que no denunció en el Congreso, y ahora paga las consecuencias”.
–Algunos analistas plantean que el caudal de votos en octubre bajará, ya que se pondrán en juego cuestiones reales y no simbólicas como en estas elecciones primarias.
–Vamos a dar la misma batalla. Dimos una contra una medida proscriptiva. Ahora vamos a plantear un debate sobre por qué es necesario que haya diputados obreros en el Congreso de la nación. Vamos a empeñarnos en lograr ganar a vastos sectores a esta idea. Nuestros candidatos deben estar en el Congreso. Gabriel Solano que está haciendo un impecable debut en la lucha electoral debatiendo con otros candidatos, Néstor Pitrola que tiene una trayectoria irreprochable, Pablo López en Salta que ya ha sido diputado provincial y lo será en el parlamento nacional. Daremos esa batalla.
–Dedicó estos resultados a la memoria de Mariano Ferreyra.
–No solo le dediqué este resultado, sino que en cada momento que lográbamos un avance pensaba en cómo esta victoria también le pertenecería a Mariano Ferreyra y sentía el dolor porque no estuviera con nosotros presente.
Los festejos continúan en la calle hasta altas horas de la noche en la que el cansancio se mezcla con la euforia e induce a los militantes del Frente de Izquierda a continuar. No todos los días la izquierda obtiene un triunfo en la Argentina. Y eso se nota. Sobre todo cuando las voces se unen para entonar el himno histórico de los trabajadores. Hay una sensación extraña, emotiva, cuando una multitud canta a viva voz las estrofas de La Internacional en la noche invernal del barrio de San Telmo. Un entusiasmo envolvente, inevitable, un sentimiento racional que permite a los manifestantes celebrar este milagro ateo, una sensación que permite pensar los acontecimientos en un marco histórico internacional y sentir el peso de los muertos de las eras anteriores y el presentimiento del futuro que vendrá.
Diego Rojas