El punto final del "modelo"
El caos económico que ha seguido al resonante triunfo de CFK en octubre pone al desnudo todas las contradicciones del bonapartismo tardío que encarna el régimen político actual. El ‘modelo’ ha dejado de ser un medio de arbitraje de conflictos sociales: 80 mil millones de pesos para administrar subsidios en 2012 superan la capacidad financiera del gobierno -una suma que en realidad sería mayor cuando se computen los aumentos salariales en las empresas beneficiadas. Por otro lado, la crisis mundial succiona capitales de la periferia al centro -en 2011, por unos 25 mil millones de dólares. El sistema K no existe más, por eso enfrenta una corrida cambiaria al dólar. Que se sustituya un ‘tarifazo’ pleno por otro gradual no cambia la situación, por la simple razón de que la ‘gradualidad’ tiene el defecto de acumular tensiones y evolucionar en forma de espiral -o sea que prepara un estallido mayor. El gobierno podría salvar toda esta perspectiva mediante una nacionalización de los servicios, para racionalizar los costos y eliminar los despilfarros de las empresas privatizadas. Se trata de una posibilidad, sin embargo, que está fuera del radar oficial.
El final de los subsidios también fue precipitado por otro descalabro: el de las cuentas externas. El vaciamiento de las reservas de petróleo y gas, como resultado de la desinversión que se le consintió a los pulpos petroleros, acumuló en los últimos años una exorbitante factura de importaciones de gas natural y combustibles. Los proveedores de esos hidrocarburos son las mismas petroleras internacionales que en el país llevaron adelante la “huelga de inversiones”. Con los recursos del presupuesto, el gobierno les paga el gas importado a precios internacionales. Ahora, esa misma factura será traspasada directamente a los consumidores de gas o de energía eléctrica. El desbarranque de los subsidios, por lo tanto, ha sacado a la superficie el final del llamado “modelo productivo”.
Rodrigazo “K”
Los anuncios oficiales sacaron a relucir las divisiones del campo patronal y del propio gobierno. Dentro del campo oficial, hay quienes quieren frenar la devaluación promoviendo un ingreso de capitales del exterior, un ajuste fiscal y la consiguiente recesión para abatir los salarios. Mientras esta lucha se dirime, los mecánicos de Córdoba ya están siendo objeto de suspensiones y recortes de horas.
A pesar de la eliminación de los subsidios, el gobierno no ha modificado el proyecto de Presupuesto 2012, así como también aspira a prorrogar la “emergencia económica”. Los privatizadores, en cambio, quieren terminar con la intermediación del gobierno. El fin del régimen de los subsidios es un golpe mortal a la capacidad de arbitraje del gobierno, incluso entre los propios explotadores.
Nuestro programa
A sólo tres semanas de obtener el 53% de los votos, una corrida cambiaria le impuso al gobierno el programa y las salidas que ya tenía en carpeta y que se esmeró en ocultar. Pero la salida del “modelo” entraña desbarajustes mayores, que están a la vista. En oposición a los tarifazos y a la devaluación, planteamos:
• Ningún tarifazo. Que se abran los libros; que una comisión de trabajadores y técnicos electos establezca sus verdaderos costos y balances. Renacionalizar la distribución de energía eléctrica, gas y otros servicios bajo control obrero. Renacionalizar YPF, sin resarcimiento a sus vaciadores.
• Control de cambios y de las operaciones financieras a cargo de trabajadores. Destinar el ahorro nacional (ganancias de los grandes pulpos) a un plan económico de infraestructura e industrialización.
• Indexación de los salarios. Defensa de las paritarias con delegados de base. 82% móvil. Ningún despido ni suspensión.
Marcelo Ramal